Llegó Apple Pay a Chile. Y ahora, ¿qué?
El desafío de la banca y el comercio chileno

José Ignacio Stark
August 08, 2023

Para quienes cubrimos tecnología en Chile, la tardía irrupción de Apple Pay este 8 de agosto en el mercado nacional nos pilla en una frenética curiosidad tardía, ajena a la adopción de los pagos y billeteras digitales en el mundo; mientras fuera de nuestra burbuja múltiples mercados abrazaron hace casi una década el sistema de pagos sin contacto hecho en Cupertino, en Chile su implementación sigue — al menos hace dos años – forzando al sector bancario local a actualizar una infraestructura que, por ejemplo, nos tuvo creyendo por años que pagamos con débito cuando en realidad era una implementación cerrada de nuestras tarjetas de cajero automático, haciéndolas inútiles fuera de nuestras fronteras.
El dilema radica en si, después de un prolongado y notable auge de “lo digital” en el ecosistema de pagos que se arrastra desde la pandemia, Apple Pay será un fenómeno transitorio o, en su lugar, consolida una tendencia regional y global en la vida diaria de los chilenos.
La idea de que Apple Pay dejaría obsoletas a las tarjetas parecía absurda en 2014. ¿Era necesario que Tim Cook “solucionara” un problema inexistente, y con los usuarios de Android pagando cómodamente con sus celulares desde 2011? Miremos atrás: el porcentaje de iPhones con Apple Pay activado un año después de su lanzamiento en Estados Unidos era de apenas un 10%; en 2016 esa cifra se duplicó, y lo que vino después fue una tendencia explosiva de adopción, que topó 38 millones de dispositivos con tarjetas enroladas a inicios de 2023. Sin embargo, es importante señalar que esa cifra se traduzca en un uso constante: entre abril de 2022 y marzo de 2023, el uso físico de Apple Pay en EE.UU alcanza el 54% del total de transacciones y un 35% en las compras digitales realizadas por usuarios en sus iPhone, iPad y en la Mac.
Mi experiencia personal con Apple Pay ha sido un mix: he podido usar mi iPhone o incluso un Apple Watch para pagar el transporte público — un enorme pendiente del gobierno chileno, al menos desde hace una década – cuando no tengo mi tarjeta de movilidad a la mano, y hay veces en que decididamente no he sacado la billetera por la conveniencia que me otorga tener las tarjetas literalmente en la mano. Sin embargo, hay ciertos sectores (restaurantes, estaciones de servicio y sobre todo Walmart) que han sido lentos o decididamente reacios a adaptarse, principalmente por temas de costo de implementación de POS más modernos, tasas de cobro sobre las transacciones o simple desconocimiento de la tecnología contactless.
Parte importante de tener una buena experiencia es la confiabilidad que los bancos y fintech de las que soy cliente me ofrecen a la hora de usar el sistema; en el caso chileno, la notable ausencia de actores clave en el lanzamiento, sumado a las constantes fallas y problemas de los sistemas que respaldan a algunos bancos participantes ponen la duda en si pagar con Apple Pay sea tan confiable como hacerlo con una tarjeta de crédito o débito física; Apple lo tiene claro, y por ende los retrasos, aunque puede que sus socios chilenos no alcancen ese objetivo de inmediato.
Aunque Apple Pay llegue a Chile muy tarde a los ojos de sus usuarios, el solo hecho que en Cupertino apuesten por la digitalización de los pagos en un mercado pequeño a nivel sudamericano es una gran noticia. El desafío está ahora en superar el 18% de uso en compras físicas que tiene México a dos años de su debut; para alcanzarlo, la pelota ya está en quienes deberían ofrecer una experiencia de cliente y usuario sin igual a la hora de pagar. Después de todo, Apple sólo pone los dispositivos y su tecnología: ahora es el turno del mercado bancario y de adquirencia junto al comercio chileno los que deben estar a la altura de un producto que, simplemente, funciona.