¿Claro y VTR lo pierden todo?
Entel y Telefónica unidos por la fibra (óptica)

José Ignacio Stark
October 22, 2022
Hace menos de tres años, la salida anunciada de Telefónica de Hispanoamérica era motivo de preocupación en el mercado de las telecomunicaciones a nivel regional, más allá de las turbulencias sociopolíticas. Un panorama incierto en lo económico a corto y mediano plazo eran esgrimidos como razones de peso para abandonar completamente mercados — como lo hizo en Centroamérica - o pasar a ser un OMV, como ocurrió en el caso de Movistar México.
Sin embargo, la apuesta que desde inicios de la década pasada tomó la filial chilena de la española, estrategia liderada en un inicio por Claudio Muñoz y luego por Roberto Muñoz, está comenzando a pagar bien. A fin de año, Movistar sumará 4 millones de accesos con factibilidad de acceder a conexiones de fibra óptica, cuya factibilidad se extiende hoy desde el extremo norte de Chile hasta la Patagonia, basada en su alianza con el fondo de inversión norteamericano KKR, que pagó USD$1.000 millones por el 60% del negocio por el que Telefónica invirtió tres veces esa cifra entre 2016 y 2021.
Todo se confirma con el anuncio de la venta de la operación de fibra de Entel en Chile a ON*NET; son 1.2 millones de clientes que podrán, prácticamente, cuadruplicarse ganando cobertura nacional una vez que la operación sea visada por la FNE. Un movimiento de USD$358 millones que le permite a la nacional competir de codo a codo con Telefónica en igualdad de condiciones sobre casi el 55% de la red de fibra óptica instalada en el país.
Sin embargo, como en toda apuesta, hay ganadores y perdedores. WOM y Mundo se mantienen firmes en la mesa, apostando agresivamente con inversiones en los últimos años en infraestructura propia y una oferta alternativa, peleando a los consumidores que buscan un mix de precios bajos y altas velocidades (WOM), y por otro lado, a quienes están en zonas rurales y “oscuras” poco servidas por los actores tradicionales (Mundo). Pero el panorama futuro se ve desolador para la recientemente aprobada fusión de la filial local de la mexicana Claro (América Móvil) y la cablera de Liberty Latin America, VTR.

Por un lado está el sonado fracaso de la estrategia de Vivek Khemka, el CEO enviado desde LLA con el mandato de sacar a la cablera de Apoquindo de una hemorragia de clientes tras la pandemia, provocada por la nula inversión y actualización en su saturada red mixta de fibra a la premisa y cable coaxial, la que no dio abasto a la demanda por acceso a Internet estable y a grandes velocidades durante y tras el confinamiento obligado de los chilenos.
A marzo de 2022, en VTR celebraban 471 mil casas pasadas con fibra – todas fuera de los mercados clave de su negocio, como la zona oriente de Santiago y algunas capitales regionales - y el lanzamiento de una nueva estrategia comercial: “Finix”, que prometía precios congelados para siempre, sin reajustes por los cambios macroeconómicos. Todo terminó siendo un ardid publicitario y los precios volvieron a subir 30% en menos de un trimestre.
La tozudez de Khemka en creer que VTR puede obtener 6 millones de casas pasadas con fibra a tres años construyendo una red 100% propia le costó caro. No solo al ejecutivo "mano derecha" del CEO de LLA, cuya llegada hace año y medio fue celebrada por la prensa económica local a nivel mesiánico: su salida fue anunciada la semana pasada a través de un comunicado en medio del proceso de consolidación del joint venture con la filial chilena de América Móvil.
Hoy, ClaroVTR enfrenta a un competidor recargado, que tomó la decisión correcta: externalizar su despliegue nacional para competir en grande y no sólo en un puñado de comunas donde la conectividad “puede crecer”, tal como declaró su ex líder hace un año; ello, sumado a una oferta transparente y que entregue real valor a sus clientes por lo que pagan, además de una buena experiencia de post-venta.
Entonces, ¿cuál es la propuesta que quiere entregar la nueva compañía al casi millón de abonados fijos que no paran de dejar la compañía, y a sus siete millones de clientes móviles, cuyo negocio se ha achicado progresivamente en un lustro y cuya oferta 5G es inexistente? En este caso, dos negativos no hacen necesariamente un positivo de cara al mercado, pero lo único cierto es que — por ahora - en ninguna de las dos empresas parecen algo claro. Veremos.